Perdernos en un mar de nubes para encontrarnos en otro lugar. En un castillo tal vez, en otra época, quizás. Donde no haga falta perderse para encontrarse. Donde la vida no sea una ilusión sino una realidad. En ese lugar donde el cielo y la tierra se unen y parecemos tan insignificantes que somos capaces de perdernos y encontrarnos.
Un lugar donde los campos de nubes bañan el día mientras observas las murallas del tiempo con tus propósitos en su interior y te preguntas por una vida pasada que no ocurrió, que no pudo ser o por tu vida que será.
Lugares para perderse en la intimidad de la oscuridad o en la pureza de la lluvia.
Lugares para encontrarse y poder volver a respirar.
11-3-19. M.E.L.
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